En El niño de la bola, novela por D. Pedro Antonio de Alarcón, en uno de los ejemplares de la edición de 1880 que se hizo en Madrid en la Imprenta Central, en la página 6 el azar probablemente quiso aclarar el significado de este pasaje donde se suben elevaciones por retorcidas cuestas y un mal camino de herradura, y a modo de glosa, con una mancha al margen, metió la pezuña.
Lecturas taVernáculas: Mancha agujereada en «El niño de la bola»
07/03/2010 por Tabernero
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