Carmen sólo conocía un remedio para contrarrestar el tedio de una oposición a judicaturas: dibujar. Cuando las leyes empezaban a bailar ante sus ojos la danza de los locos, echaba mano de pluma y tintero y daba forma a hermosos paisajes de amplios horizontes, donde no cabían prohibiciones impuestas por el arbitrio del ser humano. Precisamente pensaba Carmen en el caprichoso criterio punitivo que a todos nos constriñe, cuando una incisiva gota de tinta cayó de la pluma, derrotada por la implacable ley de la gravedad, hasta manchar la palabra arbitrariedad. ¿Simple casualidad? No le pareció tal a Carmen, que después de sentir el calambre de una revelación, cerró para siempre el libro e inició la búsqueda de nuevos horizontes.
Lectura TaVernácula: mancha de tinta en «Derecho Constitucional y Administrativo»
07/05/2010 por Tabernero
Pues no me estraña que buscara otros horizontes….., seguro que en vez de con tinta los decidió ilustrar con tinto mas rojito y menso gris… y le salión un bonito Código de figuras machiembradas al que puso por nombre Kamasutra