“Cierto día” contó alguna vez el librero Atiza, “una mujer llamó a la librería ofreciéndome libros. Más o menos una semana después acudí a su domicilio para verlos. Tenía las paredes del salón cubiertas de estanterías que rebosaban volúmenes y la mesa de trabajo desaparecía bajo un número incalculable de variadísimas urnas cinerarias. ‹‹Vendo toda la biblioteca››, dijo la mujer. ‹‹Toda. Urgentemente. A muy buen precio. Me voy de último viaje y necesito cubrir los gastos… ¡Ah!, se la vendo a condición de que se haga cargo, también y sin coste adicional, de la colección de cenizas de los libros que al pasar de los años se me fueron muriendo entre las manos. ›› “
Me ha gustado mucho vuestra bitácora… y me lo estoy pasando fenomenal estos días en Urueña. Las historias como ésta creo que darían para un libro de cuentos… La compra de libros viejos creo que es muy «literaria» . Un abrazo y gracias.
Hola Aurora, muchas gracias por tu comentario, y gracias también por incluirnos en tu blog. Espero vernos pronto por Ureña. Un abrazo,
Tabernero
El sábado 31 estuve con un amigo recorriendo Urueña, sus calles y sus librerías, entre ellas, la librería Alejandría, en la que nos trataron con mucha amabilidad. El librero nos entrego un tríptico con información sobre esta página web. Al leerlo, en concreto el objetivo de MILESLIBROS, recordé una novela que pasó por mis manos hace tiempo, «La neblina del ayer» de Leonardo Padura. Y, al releer algunas de sus páginas, encontré lo que andaba buscando, las palabras de Padura que, despertando de su letargo en mi memoria, habían acudido borrosas al leer el motivo del proyecto.
«(…) ante sus ojos se erguían ahora unos soberbios anaqueles de madera, protegidos con puertas acristaladas, donde reposaban, trepando por las paredes hacia el techo altísimo, cientos, miles de libros de lomos oscuros, en los que aún lograban brillar las letras doradas de su identidad, vencedoras de la mavada humedad (…) y de la fatiga del tiempo.»
«-Cada uno de los libros (…) tiene su alma, tiene su vida, tiene parte del alma y la vida de los que (…) los han leído (…) Cada libro, cualquiera, es insustituible, cada uno tiene una palabra, una frase, una idea que espera por su lector.»
Bueno, sólo quería compartir estas palabras de «La neblina del ayer» con ustedes y, si aún no lo han leído, recomendarles el libro. Retrata como pocos lo han hecho lo que siente un amante de los libros cuando se encuentra con una habitación llena de ellos.
Un saludo.
Patricia.
Precisamente ahora y coincidiendo con la visita de Padura a España (estuvo entre otros lugares en el Palacio de la Magdalena) este libro se está vendiendo bastante…