Después de mantener 274 páginas inmaculadas, este efusivo lector carrasqueño no pudo contener más su impulso señalético y, ya en las conclusiones, dio por fin libertad a su nervioso bolígrafo para subrayar, resaltar y anotar lo que, a su parecer, merecía el calificativo de «Super Ojo». Y es que habían sido ya demasiadas páginas reteniendo la mano, haciendo ejercicios respiratorios y recurriendo a complejas meditaciones para lograr su promesa de mantener, por primera vez en su vida, un libro sin señales. No sabemos si la fuerza e intensidad de los subrayados, especialmente alrededor de la fecha final, son por la reacción ante lo leído o bien por la frustración ante su incapacidad de cumplir la promesa. Lo que sí ha trascendido es que ese mismo día volvió a fumar compulsivamente.
Lectura taVernácula: subrayados en «La Francmasonería», de Jean Palou
08/15/2010 por Tabernero
Todo en esta vida tiene una lectura simple y otra compleja, y los adjetivos falsa y real se los intercambian al azar.
Hay quien dice que la explicación del estado de esas dos páginas es bien distinta a la citada en esta entrada:
Publio nació ciego pero era tan sensible su sentido del tacto, sobre todo en los dedos, que era capaz de leer sin necesidad del braille, unicamente pasando el dedo índice sobre la tinta escrita.
Las anotaciones las hacía en los libros con un bolígrafo sin tinta que tenía para tal fin. Un día su sobrina, célebre en la comarca por sus ocurrencias indómitas, puso un recambio nuevo al bolígrafo que utilizaba su tio, consiguiendo el resultado que aparece en la foto.
Juzguen ustedes en este caso cual es la explicación real.
Puede ser, pues ahora que recuerdo fue precisamente una niña traviesa la que nos contó la historia, seguramente para eximirse de su responsabailidad. Aunque eso del ciego tan sensible al tacto, la verdad, también me suena a cuento…