La librería de Atiza es pequeña en superficie pero muy alta de techo, de manera que, para aprovechar bien el espacio cúbico, Atiza ha dispuesto estanterías que culminan donde muy mal se alcanza a descoger un libro. Como a pesar de la dificultad siempre hay lectores que apetecen mirar en los andenes que solo las golondrinas elegirían para anidar, Atiza ha prevenido unas altísimas escaleras de tijera con peldaños anchos y cómoda plataforma; pero él, como sirven para llegar incluso hasta los libros últimos, no las llama “escaleras”, sino “es/cuál/leerás”
¿Y si el cliente se cae desde las es-cual-leerás? Un abrazo, libreros
Si el lector decide quedarse a leer en ellas podrían ser escañeras. Bss