Siendo este aspirante a mago poco hábil con los juegos de manos, de tal modo que, en el juego señalado, no conseguía hacer desaparecer la dichosa carta, trató de estimularse marcando la página con un punto de libro «borrador». Al comprobar, tras muchos intentos, que no conseguía «borrar» la carta, optó por cerrar definitivamente el libro y dedicarse al funambulismo, actividad para la que se creía mucho mejor dotado. Murió de un traumatismo a los pocos días.
Lectura TaVernácula: borrador en «Ilusionismo elemental», de Ciuró
09/03/2011 por Tabernero
¡Qué bueno!
Pobre, qué muerte tuvo…
Un abrazo.
Hay que tener mas paciencia, rendirse es lo último. Constancia y perseveración hacen milagros