Tres años llevaban ya los Navegantes del Palomar amurueñados, exiliovarados en el pueblo de Urueña, al pie, como quien dice, del río Sequillo; precisamente desde que, tras salir a la deriva de su País Ecrotaclim,
conocieran a Atiza, que tenía un comercio de libros de viejo en un rincón de la amurallada villa.
En este periodo ellos mismos se habían hecho libreros de lance siguiendo la estela de yeso de Atiza. Ancorados como estaban, afirmaban sin embargo navegar a pesar de todo, pues si en un erial raso y desabrigado de Burgos pudieron antaño hacerse a la mar, sin tenerla de agua salada, sólo por vivir en un palomar que es palo y mar (o maderita y océano), singlaban ahora a toda vela de cera, porque leyendo, sobando libros, descúbrense mil mares y Ulises y porque, además, del líber del árbol, íntimo tejido de su corteza, proviene libro, como de sus recias costilla nacieron los barcos.
Tres años, pues, se habían evaporado de esta manera, cuando tropezaron de súbito, cual un desconocido arrecife en su derrota, con el 2012. Al embestir el casco contra este patoso cayo, no bien moderado todavía el nivel de la crujiente nave libérica, fueron Los Navegantes del Palomar tambaleándose hasta la bitácora donde guardan sus
cartografías, brújulas y compases dadás, apropiadísimos para hacer enflaquecer al más mofletudo de los jeroglíficos. Y desplegándolas, trazando y orientándose, desentrañaron que el patoso encalladero 2012, cuando se escribe con letras, enmascara:
Y nos cede 1.500 líos, el muy ladino bisiesto, porque en los 366 días, que trae, no piensa despejar más allá de 512, o sea 1,3989071 embrollos por jornada, que nada es para los que nos llueven.
¡Ay qué fusco y tenebroso sería todo, si con sus cuadrantes, reglas y pautas dadás, los Navegantes no hubieran descubierto que la mejor manera de deshacer un lío es infiltrarle sigilosamente una “e” y convertirlo en “leo”!… Total, si esos
que nos cede el bisiesto los convertimos en
con leer 4,09836065 libros por día tendremos todo solucionado y un felicísimo e ilustrado